sábado, 23 de marzo de 2013

Samba

Canto de mar
Viste de gris un dia de sal
La bruma y agua al clarear
Carga mis ojos al pasar
De la mañana soy la sal
De noche en mi alma llovera


Sé que es una de tus canciones favoritas. Subo el volumen al máximo y volteo para darte un beso.
Me das miedo cuando manejas, gritas y me dices que soy un loco al volante.
Loco, no eres la primera ni serás la última que me lo dice.
Pero en tus labios suena mejor.

Te puedo ver
Estas aqui aunque no estés
El rey del mundo puedo ser
De las estrellas y su manto
Y sin embargo
Ya no eres tanto como ayer
Sin ti volatil puedo ser
Puedo desaparecer
Es mi promesa el intentarlo
Que no seas tanto
Ya no eres tanto como ayer


En un semáforo en rojo paramos y tomo tu huesuda mano, me encantan tus manos de bruja (no te ofendas porque tu misma las describiste así).
Te robo un beso, tus labios ya no son dulces por el tabaco.
Nos hemos fumado cajetilla y media entre los dos esta noche y, a decir verdad, me gusta mucho el sabor del tabaco. Fumo por el sabor del tabaco.
Sonríes. Me hacen cosquillas tus bigotes dices.
Te raspo, te ríes, te muerdo, gimes, me muerdes.

Si no te voy a querer mal
Corriendo como un animal
Voy a tenerte y sin dudarlo
Eso haras
Si junto a mi te quiero ver
Yo slo tengo que ofrecer
Que no te voy a querer tanto
Como ayer


La noche llega a su fin, nos estacionamos en la entrada del edificio donde vives.
Hace frío, te arropas con ese lindo saco de jean que tanto me gusta.
Nos damos un largo beso de despedida, no quiero que termine, aún no te vas y ya te extraño.

Podria decir,
Tuviera ganas de decir
El hambre en ti me hara cantar
Una cancin que te retenga
Y prisionera que te mantenga
Junto a mi
Coquetamente mueves la cabeza y te arreglas el hermoso cabello negro que tienes.
Te quiero mucho decimos cada uno, llámame mañana que te voy a extrañar finalizamos.
Suspiro.

Sin ti ya no puedo vivir
Sin ti ya nadie queda en mi
Podria decirte sin embargo
Que no eres tanto
Que vivo muerto junto a ti


¿Y ahora qué? me preguntas con una sonrisa traviesa al momento de abrir la puerta de entrada.
Suspiro, si pues ¿y ahora qué? murmuro.
Te guiño un ojo y sonrío de lado.

Subo al auto y lo enciendo, si pues ¿y ahora qué? murmuro otra vez.
Enciendo un cigarrillo. Tras la primera pitada enciendo el auto.
Repito nuestra canción todo el camino de regreso.
Pienso en mi esposa, pienso en tu esposo. 
Y ahora qué pienso.

(Canción: Samba, Autor: Mar de Copas)