jueves, 29 de diciembre de 2011

Kant y el imperativo categórico

"Obra sólo de forma que puedas desear que la máxima de tu acción se convierta en una ley universal" (Immanuel Kant)

Esta semana recuerdo mis lecturas de Kant durante aquellos, cada vez más lejanos, años de estudiante.
Debería pensar en cómo cerramos el año en la empresa en que trabajo, pero para no perder la costumbre, mientras trabajo pienso en cosas que no tienen nada que ver.
Me gustaría hoy, tanto como en aquellos tiempos de estudiante, encontrar la moral fundamental y absoluta que deba cumplir en toda situación y circunstancia.
Hasta ahora no encuentro el llamado imperativo categórico y probablemente nunca lo encuentre.
No me gusta ser relativista, pero mi conducta dice otra cosa. Soy contradictorio, algunos dicen que inconsistente, yo prefiero definirlo como contingente.
Una de las lecciones que he aprendido durante mi vida, es que una cosa es lo que uno quiere hacer, otra diferente lo que debe hacer y otra cosa es lo que terminamos haciendo.
Esto me queda claro después de la última vez que hablamos.

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Felices Fiestas

Navidad y Año Nuevo. Momentos especiales para la mayoría. Momentos de planes, unión, balance de fin de año. Desde que tengo uso de razón no me gustan estas fechas, la euforia circundante me nubla aún más y me siento más lúgubre y melancólico que de costumbre.
Uno hace planes, se plantea metas por cumplir y cambios por realizar. Al final del año veo que no cumplí mis metas así como tampoco mis planes.
Si, en el momento previo a la llegada de un nuevo año me contagio de la euforia y pido un deseo que normalmente no se cumple porque es algo que está fuera de mis posibilidades poder cumplir (como que el equipo de fútbol del que soy hincha sea campeón).
Días antes pienso, en que las fechas son construcciones humanas, definimos el 1ero de enero como inicio del año, pero hubiéramos podido escoger el 1ero de marzo o el 17 de agosto. Existen calendarios  diferentes como el judío, islámico, chino y el maya (con el fin del mundo incluido) entre otros.
No debería sentirme más lúgubre y melancólico como tampoco debería sentirme eufórico y ansioso, es un día más al que acordamos ponerle un nombre especial.
Un nuevo comienzo, un nuevo intento, me viene a la mente el concepto de eterno retorno de Nietzsche. Libramos una lucha eterna pero futil porque volvemos al mismo estado inicial, al mismo punto de partida.
La historia se repite y el futuro es ninguno reza una vieja canción que canturreo en estos días. Más que en otros.

jueves, 1 de diciembre de 2011

El largo adiós


"Hasta la vista, amigo. No le digo adiós. Se lo dije cuando tenía algún significado. Se lo
dije cuando era triste, solitario y final."
Philip Marlowe en El largo adiós de Raymond Chandler


Hace algún tiempo haciendo las compras en un supermercado, encontré un libro cuyo título me llamó mucho la atención: Triste, solitario y final. Suena como mi descripción pensé y me dispuse a comprarlo.


Anteriormente ya había leído algo de Osvaldo Soriano y tengo un buen concepto de su obra, así que aprovechando que estaba de remate (junto con una ruma de libros de autores impresentables) lo compré y algunas semanas después comencé a leerlo.


Nunca me he sabido despedir, no sé qué decir. La elocuencia no es una de mis virtudes.
Aunque a decir verdad, aun en circunstancias normales no sé qué decir.
Con menor razón puedo saber qué decir en una situación privilegiada como una despedida. Creo que hasta una despedida puede convertirse en un momento perfecto si se leen los signos anunciadores de una situación privilegiada.
Si en algún momento me tengo que despedir de ti, espero poder despedirnos con una frase memorable. Las cosas que uno hace debe hacerlas con estilo me dijeron alguna vez.
No soy Phillip Marlowe pero espero que alguna frase brillante se me ocurra de darse ese momento.