El casi imperceptible sonido de tus ronquidos rompe de cuando en cuando el silencio en tu cuarto. El sueño me vence y duermo como tú. Me despierto sobresaltado y te olfateo el cuello en un intento de guardar tu aroma en mi memoria.
No es la primera vez, ni tampoco será la última, que estemos tan cerca, pero nunca he podido preservar los olores en mi memoria. Sólo sé que hueles rico y que tu olor me atrae.
Apenas te veo en medio de la oscuridad casi total, la escena es la del sueño que te conté. Sonríes porque mis besos te hacen cosquillas. No me afeito los domingos.
Me abrazas y te acurrucas, estás fría aunque estás tapada todo el tiempo. Te abrazo y te digo que te quiero. Yo también dices.
No es la primera vez que nos lo decimos, ni tampoco será la última.
Te vuelves a dormir y yo también me vuelvo a dormir, despierto y es tiempo de irme. Me visto con pesadez por el sueño.
Camino a mi casa, fumo un cigarrillo y pienso en si escuchaste cuando murmuré si querías que me quede esa noche. Pienso en si te lo dije o lo soñé. Pienso en tu sonrisa al despedirnos. Pienso en la próxima vez que nos veremos.
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