Jamal Malik está a una pregunta de ganar veinte millones de rupias ¿Cómo lo hizo?
A: Hizo trampa
B: Tiene suerte
C: Es un genio
D: Está escrito
La pantalla es lo único que ilumina el cuarto, estás recostada sobre tu lado izquierdo y usas mi brazo como una de tus almohadas.
Me hablas soñolienta mientras me das la espalda, me gusta mucho fastidiarte mientras duermes. Morderte, pellizcarte, hacerte cosquillas. No puedo estar quieto.
Presta atención porque sino no vas a entender la película me dices con voz seria, ¿acaso me vas a tomar examen? te respondo. Debería, finalizas.
Mientras aprendo lo que lleva el dios Rama en su mano derecha y qué cara está impresa en los billetes de cien dólares pienso en la pregunta que plantea la película en la escena inicial.
¿Crees en el destino? te pregunto curioso, una vez más.
A veces si me respondes medio dormida.
Te recuerdo que hubo una decisión que tomé y que cambió el curso de los últimos diez años de mi vida. Tú estás dentro de ese período.
¿Crees que tarde o temprano nos hubiéramos encontrado? te pregunto otra vez.
Creo que nos encontramos en el momento justo me dices con seguridad.
Ni antes ni después murmuro antes de quedarme dormido.
Despierto y sólo escucho tus tenues ronquidos, termino de vestirme y te despierto con un beso.
Cada vez que estoy contigo me quedo con algo en qué pensar. Universos paralelos, signos anunciadores, situaciones privilegiadas, momentos perfectos, profecías autocumplidas, destino.
Mientras manejo a mi casa bajo la lluvia, pienso en esos conceptos y pienso en lo bien que me siento contigo a pesar de que, como me dijiste la otra noche, somos tan diferentes.
Siempre queda algo en el aire cada vez que vemos una película juntos.
La respuesta es la D. Está escrito.
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