Esto si merece un post aparte, es algo que nunca más se volvió a repetir y debo contarlo. Entre las razones que tenía para gustar de fumar marihuana es que cada viaje era una sensación diferente. Cada vez fue diferente, nunca fue igual, para mí es la droga perfecta.
Esa noche, bebimos varias cervezas y caminamos sin rumbo como lo hacíamos habitualmente. Después de un buen rato llegamos a una residencial de edificios, así que nos sentamos en la oscura entrada de uno de esos viejos edificios y comenzamos a rolear los pitillos mientras bebíamos unas cervezas.
Estuvimos tonteando y conversando largo rato sobre un parque al que había que visitar, así que entre mareado y atontado fui a orinar a un árbol por ahí y propuse ir al tan mentado parque.
Caminamos sin rumbo, sin encontrar el camino al parque caliente, así lo llamamos, el parque caliente.
Tengo algunos años sobrio y es cierto, ese parque es caliente, no fue efecto del alcohol ni de los psicoactivos. He pasado por ahí tiempo después y si es caliente. Se los puedo asegurar.
Conforme nos acercábamos, se sentía un creciente bochorno a pesar de que era una madrugada invernal. El Fotógrafo no dejaba de reirse y nos repetía a cada momento: se los dije, se los dije, este es el parque caliente. No entendí, no entiendo ni nunca entenderé por qué es caliente pero sentí ese bochorno ahí.
Después de dar vueltas buen rato el Fotógrafo, el Músico, el Trovador y yo emprendimos el camino de regreso a nuestro barrio, en ese trayecto sentí algo que nunca más volví a sentir.
Caminábamos por la avenida que lleva a la casa donde sigo viviendo, pero en cada trecho que avanzábamos, sentía que me alejaba más de mi casa.
A cada paso la veía más lejos, al caminar retrocedía o sentía que retrocedía y nos alejábamos más. Le dije al Músico, si queremos llegar a la casa tenemos que caminar de espaldas, si caminamos de frente nos vamos a alejar más.
Yo también siento que nos alejamos me dijo, pero pensé que era cosa mía.
No sé ni nunca sabré que le pasó a mi cerebro esa noche pero podría jurar que al caminar nos alejábamos más, no recuerdo cómo llegué a mi casa esa vez.
Quizás algún día encuentre una explicación a esa sensación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario