Me choco ante una pared de vidrio, es raro, me siento desorientado. He estado varias veces antes aquí, pero como la primera vez, me siento desorientado.
Puedo ver una gran cocina de aluminio reluciente en una habitación completamente impecable. La grifería es de lujo, la mesa es de un grueso cristal y el armazón de las sillas es de un color negro brillante.
Quiero atravesar la mampara y me doy de cara contra el grueso vidrio, me siento aún más desorientado.
Se supone que debería haber alguien en la casa pero no hay nadie, no hay nadie aparentemente pero siento una presencia en toda la casa.
Siento escalofríos pero abro la puerta de la cocina, giro la perilla color caoba y entro, me sirvo un vaso con agua pues la ansiedad me deja la boca seca. Miro alrededor, los muebles de la cocina son transparentes, puedo ver la refinada vajilla dentro, en los cajones de la parte baja puedo ver los relucientes cubiertos.
Lavo mi vaso y voy rumbo a la sala, me vuelvo a golpear con la puerta de vidrio, veo los muebles de cuero negro pero me da miedo sentarme. No sé a que parte de la casa ir, siento que hay alguien más, volteó y veo las caras deformadas de mi esposa y de mi hija. Una mueca grotesca deforma sus rostros, me desvanezco y desesperadamente me arrastro hacia la puerta de servicio, siento sus miradas detrás mío pero me da miedo volver la vista atrás, empujo la puerta y siento una ola de fuego que me quema, entre las llamas distingo una cara monstruosa. Grito aterrado y escucho la voz de mi esposa diciéndome que me despierte, que todo ha sido una pesadilla. Durante muchas noches se repitió el mismo sueño y lo sentí tan real, podría hasta dibujar esa casa. Algunas veces cuando cierro los ojos, la vuelvo a ver y siento el mismo terror. Quisiera no volver a entrar a esa casa pero no puedo estar tan seguro de que no volveré a entrar.
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